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Diciembre 15, 2014.- “La destrucción que hubo en Los Corales fue muy fuerte, pero ahí se han recobrado en buena parte la vialidad y los servicios”, señala el secretario general de Gobierno y presidente del Instituto de Infraestructura y Vialidad de la entidad, José Manuel Suárez.

Vargas
A finales de 1999, durante las dos primeras semanas del mes de diciembre, cayeron sobre el estado Vargas lluvias torrenciales que provocaron deslizamientos, inundaciones, deslaves y aludes en varias de las zonas más pobladas.
Unas 240 mil personas resultaron afectadas, lo que representa 72% de la población. En total, 8 mil viviendas (10%) fueron destruidas. Cinco hospitales y ambulatorios quedaron inservibles, los sistemas de aguas negras y blancas colapsaron.
La vialidad troncal fue destruida en 85%. El puerto y el principal aeropuerto del país quedaron paralizados; también la infraestructura educativa quedó afectada en un 30%. El estimado de daños materiales ascendió a los 4 mil millones de dólares y se manejan cifras de 15 mil víctimas, entre muertos y desaparecidos.
El secretario general de Gobierno del estado Vargas, y presidente del Instituto de Infraestructura y Vialidad de la entidad, coronel José Manuel Suárez, señala que las primeras inversiones para desarrollar las obras de mitigación de riesgo después del deslave fueron hechas por Corpovargas.
El trabajo de las cuencas hidrográficas, detalla, abarcó la construcción de diques en las partes más altas de las mismas para restarle la primera velocidad del cauce y el embaulamiento en forma de cascada para controlar la velocidad al cauce del río y reducir la velocidad del agua.
Señala que, con las canalizaciones hechas en las pendientes de los ríos, se evitó el derrame de los cauces. “Al subir la pendiente, canalizada por medio de concreto armado, se logró esa mitigación de riesgo que se quería entre 7 y 10 cuencas hidrográficas que se encontraban en alto riesgo”, acotó.
Con las lluvias de 2005 y las de 2010, que registraron más precipitaciones que en 1999, no se presentó ningún problema en los cauces intervenidos. “Eso indica que la inversión que hizo mi comandante Chávez para ese momento fue efectiva, pero en las cuencas donde no se habían hecho esas intervenciones o no se complementaron, hubo problemas”, ratificó.
En la cuenca de Mariapa-Piache, ubicada en la parroquia Catia La Mar, por ejemplo, “la obra se inició pero nunca se terminó”, lo que ocasionó un pequeño deslave que dejó a unas 3 mil familias damnificadas, las cuales fueron alojadas en los distintos conjuntos residenciales que se construyeron en Vargas.
Posteriormente se invirtieron unos 150 millones de bolívares para llevar a cabo la canalización, acota, y la obra registra en este momento entre 80% y 90% de avance. La gobernación e Infravargas, acota, también se han dedicado a controlar el riesgo en cada una de esas áreas, el comportamiento de las aguas, de los cauces, y la limpieza de las cuencas, de la mano con los Consejos Comunales que están en sus alrededores.

ZONAS DE ALTO RIESGO

Dice que la única zona que no ha sido intervenida hasta el momento es Carmen de Uria. “Incluso, antes de nosotros llegar al gobierno esa zona fue declarada de alto riesgo y se prohibió hacer nuevas construcciones porque es el lugar inseguro”, referenció.
En el lugar, detalla, se encuentran algunas familias que, por ser oriundas de esa localidad, comenta, “se les ha permitido vivir ahí hasta que este gobierno socialista les busque una solución habitacional”.
A medida que pasan los años, según el secretario de gobierno, “a la gente se le olvida que ahí hubo una tragedia y murieron más de 2 mil familias”. Las cuencas que se intervinieron fue donde quedó viva gran parte de la población, como Tanaguarena, Los Corales, La Guaira, Guanape, El pavero, Tacagua, Piedra Azul, Naiguatá y Camurí Grande, esgrime, pero como ahí casi todos sus pobladores desaparecieron, no se ha hecho nada, por tanto, esta sigue siendo una zona de riesgo.
Varios han sido los proyectos que se han planteado para Carmen de Uria como parques, áreas deportivas, proyectos turísticos, pero hasta ahora no se ha concretado nada.


DESARROLLO MÚLTIPLE

En la actualidad, refiere, el desarrollo de Vargas, abarca, además, el ámbito deportivo en las áreas que fueron afectadas por la vaguada. Hasta este momento, esgrime, se han rescatado más de 14 canchas deportivas y construidas más de cinco canchas de paz y tres gimnasios verticales.
“En lo que respecta al plano recreativo y cultural, tenemos en Macuto el paseo y el Parque Temático. En Caraballeda hicimos el complejo ferial y actualmente se está haciendo el Parque El Agua”, añadió.
En las zonas donde hay más seguridad, prosigue, comenzaron a hacer desarrollos urbanísticos: “En Los Corales se están construyendo más de 160 townhouses, se están arreglando las vías, terminando el sistema de aguas servidas que estaba inoperativo, y el sistema de bombeo de aguas blancas que se había dañado”.
Agregó que un mercado de economía informal que está ubicado en Catia la Mar, que estaba en deplorables condiciones, fue demolido y se levantó un mercado de economía formal digno. “Hoy en día ese mercado comunitario es considerado uno de los mejores de Venezuela”, asintió.
Con todo esto, según el alto funcionario, se ha logrado que “el fantasma de la tragedia vaya desapareciendo”. Dice que hoy Vargas tiene una cara distinta, “digna de un gobierno revolucionario que se preocupa por su pueblo”.

MEJORAR VIALIDAD

Suárez comenta que otra problemática que presentaba el estado era la vialidad. “Nosotros nos encontramos con un estado colapsado por el tráfico. Incluso, en una oportunidad, el gobernador se bajó del carro y dijo: Yo no me calo más esta, y ahí comenzó a hacer esas mejoras, logrando recuperar, creo que unos 300 kilómetros de vía, tanto rurales como urbanas”, asintió.
De acuerdo con la autoridad regional, también se invirtió en la edificación de vías alternas: “Nosotros hicimos varias conexiones, varias salidas, porque el estado Vargas contaba con una sola vía principal, y tampoco tenía desahogo, lo cual ocasionaba un gran congestionamiento vehicular”.
Citó como ejemplo la autopista Bicentenaria que atraviesa la costa desde la entrada del puerto de la Guaira, hasta Catia La Mar, así como la intervención de punto y círculo realizada en Mare Abajo, que incluyó la creación de la vía, el saneamiento del área y la construcción de 40 desarrollos urbanísticos con 4 mil apartamentos.
Las paradas de transporte público, asevera, también fueron transformadas. “Sin escatimar recursos”, pondera, se diseñaron pequeños módulos coloniales que cuentan con un sistema de monitoreo a través de cámaras de vigilancia, televisores y áreas de servicios. Una de estas paradas, añade, dispone de dos pisos donde se alojan un restaurante y el centro de vigilancia de la policía, “algo jamás visto en Venezuela”.

ASFALTADO Y ELEVADOS

También se han asfaltado muchas vías, menciona, y para ello optaron por adquirir dos plantas, porque antes había que buscar la materia prima en Caracas y eso dificultaba el trabajo. “Cuando nosotros llegamos acá, la arena y las piedras eran explotadas por el sector privado, ahora el pueblo es el dueño de la arena y las piedras. Hoy estamos produciendo entre 15 y 20 mil toneladas de asfalto mensuales”, acentuó.
De igual forma, indicó que hace tres años, en el estado se edificaron tres elevados en Catia La Mar y La Guaira, para los cuales fueron invertidos 100 millones de bolívares. Un cuarto elevado será construido próximamente en la Plaza El Cónsul.
En las vías agrícolas, ilustró, se comenzó a desarrollar un plan de autogestión y cogestión, que fue desarrollado junto con los Consejos Comunales para que ellos fueran haciendo gradualmente sus vialidades. Bajo esa modalidad, esgrime, se han levantado entre 15 y 20 kilómetros de vialidad en las parroquias agrícolas como Carayaca, Caruao y El Junko.

TERMINALES DIGNOS

Otro problema que había en Vargas, de acuerdo con Suárez, era la carencia de terminales. “Los varguenses y los turistas tenían que pararse a la intemperie, al sol, al agua, sin servicios públicos, para poder viajar a Caracas”, rememoró.
Pensando en solucionar esta necesidad, la gobernación comenzó a trabajar en la construcción de dos terminales: El de Catia la Mar y el del Puerto de la Guaira. “Ya el Terminal de la Zorra, que es el de Catia la Mar, está terminado”, aseveró.
Esgrime que “este terminal, donde se brinda el mayor confort a la gente del pueblo, que no tiene vehículo y necesita tomar un autobús para poder viajar, fue hecho con mentalidad socialista”. Edificado en una estructura moderna y con acabados de última generación, el terminal cuenta con dos pisos de seis metros de alto, aire integral, feria de comida, área comercial y un área de bancos.
El concepto que se manejó, agrega, fue el del autosostenimiento: “Por lo general, los terminales son subsidiados por el gobierno, quien tiene que darles recursos para pagar la limpieza, la seguridad. Nosotros cambiamos ese concepto haciendo un terminal autosustentable, es decir, que cuenta con sus propios ingresos y no es una carga para el estado, además genera empleos”.
Por otra parte, mencionó que el terminal de La Guaira tiene un avance de 60% en su construcción. Allí habrá unidades de transporte que, además de trasladarse a Caracas, llegarán a los andes y oriente. “Normalmente el varguense tenía que tomar varias rutas para ir a oriente o a los andes, ahora con el favor de Dios van tomar su autobús directamente en este terminal”, puntualizó.


RECUPERAR LA CONFIANZA

Una prueba de que lo que se ha estado haciendo funciona, acota el coronel Suárez, es que en Vargas se han instalado más de 30 inversionistas privados con el propósito de construir hoteles, posadas, centros comerciales, marinas y centro de convenciones, entre otros espacios.
“Eso quiere decir que hay una confianza por parte de los inversionistas, porque ningún empresario va a invertir en un estado donde no haya oportunidades. A nosotros eso nos da una felicidad enorme y nos permite decir que hemos cumplido con nuestra misión hasta este sexto año de gobierno”, sostiene.
Basado en las experiencias posteriores a la de 1999, descarta nuevos deslaves en las cuencas hidrográficas por el crecimiento del nivel pluviométrico. “Nosotros hemos pasado varias pruebas; En el 2010, el nivel pluviométrico fue de 1600 mililitros por segundo, es decir, que estuvo a casi 400 mililitros de la anterior tragedia, y no pasó nada. Eso me da la seguridad de decir a través de este medio de comunicación que el pueblo varguense y quienes nos visitan pueden sentirse seguros acá”, apuntaló.
El secretario de gobierno insiste en que, aunque en algunos sectores no estén de acuerdo, “hay una gestión de gobierno que se ve, que se siente y que se oye”. Es necesario, a su parecer, mirar atrás y ver lo que ofrecían los gobiernos de derecha, que buscaban sus beneficios particulares, y compararlo con lo que ofrece hoy en día la Revolución.
Recordando palabras de El Libertador, Simón Bolívar, refirió que “el mejor sistema de gobierno es el que le da la mayor suma de felicidad a un pueblo” y, en el caso venezolano, estima que “el sistema de gobierno que le ha dado la mayor suma de felicidad a este pueblo ha sido el sistema socialista de nuestro comandante Hugo Rafael Chávez Frías”.

AUTORIDAD ÚNICA

Con la intención de planificar y coordinar los planes y programas de ordenación del estado Vargas, requeridos para el desarrollo integral de las áreas sometidas a un régimen especial de manejo, luego de la tragedia de 1999, el presidente Hugo Chávez Frías decreta la creación de la Autoridad Única de Área para el Estado Vargas.
Carlos Genatios, ministro de Ciencia y Tecnología para aquel entonces, asume el cargo de autoridad y bajo su liderazgo se inician los trabajos de reconstrucción en la entidad. Ante la necesidad de un brazo ejecutor de las obras, se crea en el año 2000 el Instituto Autónomo Corporación para la Recuperación y Desarrollo del Estado Vargas (Corpovargas).


El ingeniero Eduardo Martínez, quien laboró durante ocho años en la misma, comenta que, como la misión principal de este organismo era la minimización del riesgo en la entidad costera, lo primero que se hizo fue trabajar en la canalización de distintas cuencas y en la construcción de varias presas de retención. “Aguas arriba algunos de los ríos se pudieron canalizar, otros no en su totalidad”, mencionó.
Dirigida por el general e ingeniero Alejandro Volta, Corpovargas firmó varios convenios internacionales para profundizar sus labores, recordó. Entre los más resaltantes destaca el que se hizo con el gobierno español para la construcción de la presa de San Julián y el establecido con la Comunidad Económica Europea, que permitió la canalización del río Tacagua.
Este último, además, tenía un componente social, por lo que también abarcó la realización de distintas campañas en las comunidades para educar a sus habitantes en torno a lo que se había vivido y cómo poder atacarlo si volvía a suscitarse, refirió.
Después la corporación “abrió un poco el abanico”, agrega, porque comenzó a trabajar a nivel de viviendas, y fue así como se construyó el Complejo Urbanístico Martín Vega, en el que fueron reubicadas algunas de las familias que perdieron sus hogares durante la vaguada.
Dijo que el organismo también llevó a cabo la edificación y reconstrucción de algunos puentes, colocó estaciones para medir la pluviosidad, implementó jornadas de limpieza en quebradas e inició la construcción de la tubería de impulsión “que debe descargar en un futuro hacia Punta Gorda”.
En febrero del año 2005, prosiguió, se presentó una situación similar en el estado, donde incluso, la cantidad de agua caída fue mayor que la de 1999, “pero precisamente por las obras desarrolladas las consecuencias fueron menores”. A su parecer, “esto demostró que lo que se estaba construyendo funcionaba”.

NUEVOS RETOS

En 2010, Corpovargas, originalmente adscrita al Ministerio de Planificación y luego en manos de la Vicepresidencia de la República, es finalmente suprimida, y el Instituto de Infraestructura de Vargas, que nació en 1998 bajo la tutela de la gobernación del estado, prosigue y amplía esta tarea.
Eduardo Martínez, quien hoy en día se desempeña como gerente de infraestructura del referido organismo, señala que entre sus principales logros están el desarrollo de la vialidad del estado, así como de obras de interés turístico, educativo y deportivo, además de la ampliación y desarrollo de distintos servicios.
“Las obras no se concentran solamente en el casco central. Tenemos escuelas, por ejemplo, en sitios muy distantes como la Ignacio Espín de Petaquirito, en Carayaca, donde para llegar hay que rodar bastante”, esgrimió. El ente presidido por el coronel José Manuel Suárez también ha recuperado varios ambulatorios.

SACAR PROVECHO

Pese a la tardanza, asegura que hay sitios que se vieron afectados casi en su totalidad donde ya se comienza a ver otra cara. “La destrucción que hubo en Los Corales fue muy fuerte, pero ahí se han recobrado en buena parte la vialidad y los servicios. Ahora se están construyendo viviendas de interés social”, argumentó.
Otra afectación importante, refiere el ingeniero, fue la que hubo en los balnearios de Alí Baba y Camurí Chico, donde el alud de agua y piedras hizo de las suyas, “pero ahí se ganaron terrenos al mar y eso se ha sabido aprovechar”.
En Macuto, acota, estos espacios han permitido la construcción de obras como el Parque Temático el Pavero, el estadio de Los Tiburones de la Guaira y la canalización de descarga, entre otras edificaciones. Dice que esas obras están plenamente garantizadas porque previamente se hicieron los estudios que determinaron su factibilidad y confiabilidad.


MEJOR PREPARACIÓN

En su opinión, no solo Vargas está mucho mejor preparada para enfrentar un fenómeno natural como el ocurrido en 1999, en el caso de que volviese a ocurrir, sino la nación entera, dado que “el país, de manera muy dura, aprendió una lección”.
De hecho, considera que, entre otros avances, “se han logrado cambios importantes en organismos como Protección Civil y los Bomberos, además se ha informado mucho a la gente de lo que puede pasar y cómo actuar ante eso”.
Sin embargo, resalta que ese nivel de preparación nunca va a estar al 100%, “porque todos los días surgen cosas nuevas”. Insiste en que todo lo que se ha hecho a nivel de infraestructura “ha funcionado”, pero el reto es seguir trabajando para minimizar el riesgo.
El empeño del ingeniero Martínez de trabajar incansablemente por lograr un estado menos vulnerable no responde solo al compromiso social y ético adquirido con la Patria, sino también al hecho de haber perdido a dos familiares durante la tragedia de 1999.
“La última vez que vi a mi hermano fue el 15 de diciembre de 1999, alrededor de las nueve de la noche, cuando estuvimos un rato echando broma. Él desapareció junto a su esposa y dos amigos. Se presume que todos fallecieron, porque Carmen de Uria quedó completamente devastada”, relató.

NO SE SIGUIERON LOS PLANES DE CORPOVARGAS

En un informe publicado en el año 2012 por el ingeniero Carlos Genatios, autoridad única para el estado Vargas designada en el 2000 por el presidente Hugo Chávez luego de la vaguada, denominado “Vargas, del riesgo al desastre: Los aludes torrenciales de 1999. Gestión de riesgo; entre lo planificado y lo ejecutado”, el docente comenta que la visión de reconstrucción y desarrollo del estado Vargas que fue planificada entre 2000 y 2001 tiene muy poco que ver con la situación del estado para el año 2012.


Precisaba en su investigación que la situación urbana del estado Vargas, 12 años después de ocurrida la tragedia, mostraba que la institución encargada de la reconstrucción, Corpovargas, dejó de lado los proyectos de desarrollo urbano.

“Corpovargas no entendió que esa era una de las responsabilidades que le correspondían, y abandonó todos los proyectos que para ese fin, había preparado la Autoridad Única de Área para el Estado Vargas”, resaltó.

Dijo que para la fecha, Vargas no mostraba en su ordenamiento urbano, la ejecución de planes de desarrollo y que su vialidad estaba congestionada y era ineficiente.

Asimismo, concluyó que los servicios públicos eran insuficientes y que el Parque Nacional Waraira Repano seguía ocupado. También aseguró que para ese entonces los cascos históricos están deteriorados y que los sistemas de cloacas y de tratamiento de aguas no habían sido construidos, lo que generaba contaminación en las playas.

En su informe destacó que muchas viviendas, especialmente las de los sectores populares, continuaban en zonas de alto riesgo, incluyendo algunas que fueron construidas a muy pocos metros de los cauces de los ríos.

“Estas viviendas son susceptibles de ser afectadas por fenómenos menos intensos y de ocurrencia mucho más frecuente que el fenómeno de 1999”, destaca. En su opinión, esta situación revelaba que muchos pobladores del estado Vargas desestiman la amenaza de ocurrencia de nuevos desastres.

Por otro lado, reconoció la existencia de numerosas obras de control de torrentes realizadas en Vargas, y señaló que algunas eran adecuadas, otras estaban abandonadas e inconclusas, algunas debían ser reparadas y otras demolidas y reconstruidas.

En opinión del ingeniero, varias represas presentaban insuficiencias de anclajes y socavación. Además señaló que la canalización de El Cojo no había sido concluida, y que la de Los Corales presentaba retraso. “Obras mal construidas o inconclusas, pueden hacer que su comportamiento sea inverso al previsto, e incrementan el peligro”, sentenció.

Uno de los problemas más delicados de la reconstrucción, a su parecer, fue haber abandonado los proyectos de desarrollo urbano, los cuales se habían planificado y concebido con altos niveles técnicos, y consultado con la población en muchas asambleas. “Al abandonar esos proyectos, se dejó a la población la tarea de reconstrucción y el resultado es improvisado y pobre”, cuestionó.

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